Monday, April 11, 2005

El vídeo de la FAES, oposición “con finura” y Don Giovanni.

(Manila, 11 de Abril del 2005.

Hace 10 días escribí el siguiente borrador. Tras la factura tuve que ausentarme de casa y no pude hacer uso del ordenador. Ahora retomo el borrador y me concedo la licencia de publicarlo tal cual.
Sean benevolentes sus señorías y acepten este pez aunque esté un poco pasado)


Manila, 1 de Abril de 2005.

Acabo de leer la prensa “on-line” (como gustan decir los e-cultos). La lectura transcurría al son de las notas del “Don Giovanni”, de Mozart.
Paso e-página y leo la e-noticia sobre el vídeo de la FAES.
Por cierto, el título completo de la ópera de D. Amadeo es “Il Disoluto punito ossia Il Don Giovanni”, lo que tras inexperta traducción viene a ser así como “El Disoluto castigado, o sea D. Juan”.

Cuando he leído el titular acerca del vídeo y de su denominación, en primera instancia, he pensado en los Laboratorios FAES, que en mis tiempos jóvenes producían antisépticos de uso tópico (mercrominas y similares) para la desinfección y protección de heridas cutáneas.

Perdón por el excursus.

La polémica sobre el vídeo me ha llamado la atención. ¿Será que los laboratorios FAES han producido algún anuncio controvertido sobre algún fármaco de uso tópico en áreas lúbricas del cuerpo humano?

La curiosidad me corroía y me he decidido a descargar, en versión de alta calidad, el polémico vídeo. Una vez visionado los sentimientos son varios.

Por un lado advierto que el FAES que produce el vídeo no tiene nada que ver con el homónimo grupo farmacéutico. Más bien, aprecio cierto antagonismo en cuanto a la misión de ambas entidades. Si, en el caso farmacéutico, producen medicinas para aliviar posibles sufrimientos; en el caso del vídeo, el objetivo es dispar.
El video resulta ser un disparate publicitario que no ayuda a mitigar el dolor; muy al contrario, abre la herida y la expone a la acción del vitriolo.
La información que ofrece es voluntariamente sesgada y unilateal y, por ende, es voluntariamente falaz y, de aquí, dolosa.

La factura del vídeo es perfecta. La técnica cuidadosamente aplicada. El vídeo es una obra maestra del género. El autor merece un premio Goya.
El instigador del vídeo merece ser sometido a juicio moral, por haber hollado, sin piedad, la verdad con la turbia tracalería.
Me pregunto, dada la magnitud de la trapaza, si no habrán utilizado, incluso, alguna técnica subliminal. Si no, ¿a que se deben algunas de las exacerbadas manifestaciones de gentes afines a la ideología del instigador?

El vídeo cumple con el objetivo, pero el propósito es, a todas luces, inmoral.

Hay muchos tipos de terrorismo y, si bien, todos son condenables por inmorales; entre ellos hay dos categorías, a saber, el burdo terrorismo (que mata al cuerpo, que no al espíritu, a golpe de bomba) y el sutil terrorismo (que mata el espíritu y con ello a la persona). Si cualquiera de ellos es reprobable, se me antoja que el segundo es de inconmensurable vileza.
Algunos llaman al segundo, "oposición 'con finura'".

Tengan cuidado los D. Giovannis de la FAES. Nosotros, los ciudadanos de a pié podemos, como Leporello, cuando D. Giovanni mata a espada al padre de Dña. Anna (Il Commendatore), cantar aquello de:
“Qual misfatto! qual eccesso!
Entro il sen dallo spavento
Palpitar il cor mi sento!
Io non so che far, che dir.”


Anden con cautela, señores de la FAES, cualquier día se podrían encontrar la estatua del Comendador a su puerta o con el “Convidado de Piedra” a la hora de la cena. Si así fuese, muestren su arrepentimiento antes de que sea tarde.
La jactancia llevó a D. Giovanni a ser engullido por el abismo.

D. Giovanni también resultó ser un petulante "con finura".

Thursday, March 31, 2005

Birmania vs Myanmar

Manila, 31 de Marzo del 2005.

Tras tantos años diciendo “flim”, resulta que, ahora, se dice “pilícula”.
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Lo que durante años, nuestro profesor de geografía nos insistió por activa, pasiva y perifrástica: “Birmania, capital Rangún”, ya no está vigente.
Como diría D. Hilarión: “Tiene razón D. Sebastián”. Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad.

Hoy, el país se llama “Myanmar” y la capital es, ahora, “Yangún”.

La denominación es tan moderna que el diccionario del procesador de textos no está todavía actualizado y sigue, terne, queriendo corregir los nuevos términos. Podría argüirse que el programa en cuestión no está actualizado pero, según parece, no soy el único.
Me he atrevido, ¡Oh, cielos! ¡qué osadía!, a consultar el informe anual de la Agencia; sí, me refiero a “la madre de todas las agencias” o “agenCIAs”. Ellos continúan “en sus trece” con la antigua denominación, por razones de índole política.
Revisando el contenido del informe, veo que cometen algunos errores más. Por ejemplo: “Esperanza de vida: 56,01 años”; o “Derecho de voto: 18 años”.

La “Esperanza de vida” en el país es realmente inexistente; no es posible una vida digna donde no hay más porvenir que nacer para, viviendo pobremente y engañados, morir. No habiendo oportunidades en el ínterin. Es un ciclo bastante triste.

En cuanto al “Derecho de voto”, ¿de qué les sirve? La última vez que lo pudieron ejercer, allá por mayo de 1990, no les sirvió para nada. Los resultados de las elecciones no gustaron a quienes tenían encañonado al pueblo y, los de la junta militar, decidieron dar carpetazo y acabar la discusión.

¿Qué decir de los “Refugiados” y “prisioneros políticos”? Aquellos que están fuera del país, con bastante seguridad, están viviendo mucho mejor que los que están dentro. Bien se puede decir que los que viven dentro de los muros de tan inmensa cárcel son “prisioneros políticos”. Creo que es uno de los pocos lugares del mundo en el que los extranjeros gozan de más libertades que los propios ciudadanos.

En la antigua Birmania se han producido muchos cambios que afectan al significado de nobles palabras, esperemos que en breve las cosas vuelvan a su cauce y los ciudadanos recuperen su condición de tales, dejando de ser prisioneros, así como su “esperanza de vida” y su “Derecho de voto

Thursday, March 24, 2005

Objetivo: Birmania.

Manila, 25 de Marzo de 2005.

No. No me refiero al grupo musical de la llamada “movida madrileña”.

Pido prestado el título de la película que en 1945 dirigió Raoul Walsh.

Mi viaje a esas tierras tenía como misión dar a conocer mi “negocio” a algunas destacadas personalidades de una de las minorías religiosas allá existentes. No sería necesario saltar en paracaídas en mitad de la jungla, si bien, llegaría al país por vía aérea. Tampoco sería menester destruir ninguna estación de radar enemiga ni luchar por la propia supervivencia. Mis razones serían, a todas luces, amistosas.

El día 2 de marzo llegué a la capital del país.
Las seis de la tarde serían cuando el avión aterrizó en el aeropuerto, más bien aeródromo, internacional. Como están edificando una nueva terminal de pasajeros, la terminal existente estaba un poco destartalada pero no en malas condiciones.
Una vez aterrizado y “terminalizado”, tras pasar el control de inmigración, planté mis reales junto a la cinta dispensadora del equipaje. Como estaba armado de paciencia, la espera no se hizo larga hasta que la cinta se paró y mi maleta, la muy … tímida, no quiso hacer acto de presencia.
Mi cara cambió de expresión, tornándose de su habitual gesto de casi estulticia a una estúpida cara de simpático y distraído personaje. Tal fue el gesto que, sin hacer ademán alguno, dos personas se me acercaron y, adulterando con suma vileza la donosa lengua de D. Guillermo (el “Shakespeare” que todos pronuncian “Schopenhauer”) llegué a hacerles entender que mi maleta no había llegado.
Rellenamos un formulario, por aquello de la homologación ISO 9002, y me dijeron, haciendo honores a D. Mariano, “llame usted mañana”.
Así que con D. Guillermo y D. Mariano me acerqué al mostrador de la aduana para declarar que no tenía nada que declarar. Cumplimentado el requisito, sólo restaba salir de la terminal y buscar un taxi.
Franqueado el último dintel, aunque todavía dentro del edificio, una selva de manos llamando la atención me aguardaba; pensando que la marabunta me venía persiguiendo, giré sobre mí mismo y me percaté que yo era el único viajero en el lugar. Me paré por un momento y, retomando la situación, me compuse para afrontar, aunque evitando dar mucho pecho, la bravata del gigante que, cuajado de brazos amenazantes, me esperaba con fruición en la bocana.
Poniendo la proa arrumbada al mar abierto, en el fragor de la maniobra, comencé a escuchar, cuales voces de sirenas, una atractiva cantinela. Por entre la multitud de brazos alcancé a escuchar, con distintos tonos y timbres, “!Taxi¡, !taxi¡, !taxi¡”. La cantinela era entonada con admiración casi carismática.
En un abrir y cerrar de ojos, me ordené a mí mismo abortar la treta y una vez arriada toda la vela y liberada el ancla, aprovechando la escora de tan violenta maniobra, que me acercó al marasmo de extremidades, con amenazadora y, a la vez, sostenida voz inquirí: “¿Cuánto?”.
Una vez espetada la cuestión, siento que todo a mi alrededor cambia y la escena se torna en sala de subastas, donde yo cual subastador señalaba las pujas más bajas hasta que los postores mantuvieron, ternes, su oferta. En menos de un minuto, la tarifa del taxi a la ciudad pasó de 10 dólares a 5, de donde no se movió un ápice.
Terminada la licitación, tomé el taxi que primero dijo “5 dólares”.

Eran las siete y media y yo me encontraba surcando las calles de la ciudad rumbo al hotel previamente reservado. Hacia las ocho ya me encontraba en la habitación y dando cuenta de unos sándwiches de ensalada de pollo y de una botella de agua fría que no fresca. El refrigerio me entonó y me dispuse a preparar las cosas para el día siguiente.

Sud-Este asiático.

Manila, 24 de marzo de 2005.

Durante este mes he disfrutado de la oportunidad de visitar, por vez primera, Birmania y Bangkok, y de repetir visita a Vietnam.
En los pasados meses, he debido ser bueno y, por ello, me han regalado con tan áurea ocasión. Han sido veinte (20) días; de ellos ocho (8) en Burma, diez (10) en Viet Nam y dos (2) en Bangkok.
Muchas imágenes en mi mente, cámara fotográfica casi vacía, demasiadas impresiones en el corazón.
Gente admirable, entrañable humanidad.
Ejemplo de esperanza contra toda esperanza, en unos; admirable tesón, en todos.
Abrumadora hospitalidad, eterno agradecimiento.

Si la ocurrencia se hiciese realidad, de nuevo, creo aceptaría el órdago sin renuencia.

Trataré de desgranar algunas, imposible hacerlo con todas, de las impresiones recibidas.

Os invito a seguir en la escucha.

Wednesday, March 23, 2005

My goodness! Aspaldiko!

Manila, 23 de marzo de 2005.

Dicen que la vergüenza es lo último que se pierde pero, en mi caso, creo que no se ha cumplido. Sí, soy un descarado y un poco vago. Con la excusa de estar demasiado liado he desatendido mis obligaciones para con mis admiradores.

Perdonadme, os he tenido ayunos de sinsorgadas (disculpad la licencia de usar una palabra que no está recogida en el DRAEL). En los últimos nueve (9) meses no os he dirigido la palabra. Podéis llamarme sinvergüenza.

Pero, ahora, que me encuentro un poquito más libre (aunque no demasiado) tengo material para dos o tres comentarios.

Así que, dejándome de lamentos y aceptando la cruda realidad; pido venia para distraeros por algunos instantes.

Así, pues, ¡al grano!

Thursday, July 29, 2004

“Imeldific”

Manila, 29 de julio de 2004.

Los diccionarios de las diferentes lenguas se suelen nutrir de nuevos términos usados por la gente común. En el inglés hablado en Filipinas, hay un término que, aunque acuñado ya hace algunos años, se puede decir que es nuevo. Esta nueva entrada no es otra que “IMELDIFIC”.

Con la venia de la Real Academia de la Lengua, permítaseme traducirlo al castellano como “IMELDÍFICO”. Como definición sirva lo que sigue: “(De “Imelda Marcos”, paradigmática coleccionista de zapatos) Adjetivo. Dícese de lo que es ostentosamente extravagante hasta el punto de la vulgaridad.

El pasado lunes tuve la oportunidad de ir al cine a ver la película “Imelda”. Es un reportaje sobre la persona de Dña. Imelda de Marcos. Es casi un monólogo de la protagonista en el que cuenta su vida. En algunos momentos se intercalan entrevistas de personas que o bien la conocieron o bien la sufrieron.
Resulta interesante que el balance de las entrevistas se decanta a favor del personaje ya que son contadas las entrevistas realizadas a quienes sufrieron la megalomanía de Dña. Imelda.
Ahora bien, al final del film, el espectador se siente absolutamente libre de adherirse a la figura de la protagonista o de rechazarla. Para esto último no hace falta gran esfuerzo. La verborrea pletórica de vanidad que, con fines apologéticos, la doña ofrece, no hace más que demostrar su perniciosa influencia en la historia reciente y actual de este país.

Tras visionar el film, me quedó regusto de tristeza. ¿Cómo es posible tanta jactanciosa demostración de vacuidad?

Se me ocurre hacer ejercicio de psico-política (sic.). Dictador es la persona que quiere dominar la realidad porque la realidad le domina y en su afán se construye un falso mundo con el único pretexto de destruir la realidad y a quienes en ella se encuentran. Ahora bien, dada su incapacidad para acometer tamaño empeño, son utilizados por un coro de aduladores que se aprovechan de la situación adulando al inepto gobernante y hurtando libertad y dinero al honesto ciudadano.

Que perversa es la ineptitud cuando cae en manos del depravado.

En el esfuerzo de la psico-política (sic.) tal vez cabría fijar un nuevo término: “Imeldofrenia”, que vendría a ser como una sinergia entre la esquizofrenia y la oligofrenia; como una suerte de síndrome padecido por el honesto ciudadano y que puede afectar dramáticamente a la historia de una nación.

Thursday, July 22, 2004

¡Dios mío, he perdido el juicio!

Manila, 22 de julio de 2004.
 
Tranquilos, no es grave. A lo sumo me podría dedicar a la política con lo que tendría el porvenir asegurado y aparecería en los libros de historia.
 
La verdad es que el otro día tuve que ir al dentista. Era algo que venía necesitando desde hacía algún tiempo. La última muela del juicio que todavía me quedaba, me estaba dando guerra, así que con muy pocas ganas me fui a visitar a la dentista.
Como siempre ocurre en estas ocasiones, entras casi entero y sales con un diente menos y el bolsillo pelado. La faena fue rápida e indolora, aunque tuve la lengua tonta un rato por efecto de la anestesia.
 
Pero si yo he perdido (la última muela de) el juicio, bien es cierto que los políticos dan muestras fehacientes de haber perdido realmente el juicio. Por aquí, estamos inmersos en un debate harto baladí. Con motivo del secuestro del conductor filipino en Irak y la decisión de la Presidente. Hay opiniones para todos los gustos.
Dña. Gloria Macapagal Arroyo ha tomado la decisión de retirar el contingente filipino presente en Irak, para salvar la vida del pobre secuestrado. Las opiniones contradictorias ya están circulando y los “dueños del mundo” han amenazado con represalias hacia los filipinos.
¿Qué puede aportar un grupo de unos 50 soldados a la estabilidad de Irak? ¿Qué beneficio generará a la ciudadanía de Filipinas la donación de un par de helicópteros usados y unas docenas de pares de botas usadas por los US Marines?
La verdad es que en el país de “los dueños del mundo” hay cientos de personas que han perdido el juicio y parece que todos ellos han sido impelidos a ejercer la política. Otros, más sensatos pero incomprendidos son carne de manicomio.
 
El que mejor ha salido parado de todo este entuerto es el secuestrado. El buen hombre se vio forzado a ir a Irak a trabajar para traerse unos cuantos dólares a casa. Tenía necesidad.
Con motivo del secuestro, la familia ha empezado a recibir muchas donaciones extravagantes, entre ellas una casa. No, no es un palacete; se trata de una casa de 60 m2 para una familia bastante grande.
Esperemos que no le hagan pagar impuestos por la donación recibida. De ser así tendría que vender la casa y se quedaría de nuevo en la calle. En este país son los pobres los que pagan los impuestos directos, indirectos y circunstanciales; los ricos siempre se escaquean del deber y … de la carcel.

Los más perjudicados son la legión de trabajadores que se estaba preparando para ir a Irak en busca del sustento de sus familias. En este país, buscar la diaria pitanza es bastante arriesgado y muchos se ven empujados a buscar “fortuna” en los trabajos más arriesgados, allá donde nadie quiere ir.
 
Por lo demás, mis niños están bien. Están estudiando bastante (no les queda otro remedio). Los perros están tranquilos y mi artritis está estupendamente en esta temporada de lluvias.
¿Qué más se puede pedir? Sólo una cosa: Líbranos Señor de los políticos, que sin saberlo perdieron el juicio hace tiempo.


Friday, July 02, 2004

“Cassini-Huygens”, Séneca (Lucio Anneo) y otras veleidades de la fortuna.

Manila, 2 de julio de 2004.

¡Qué difícil resulta mantener los buenos propósitos! Tiempo ha, me propuse mantener esta especie de diario de forma continuada, pero cuando se baja a la arena de la realidad las cosas son bien distintas. En la tauromaquia cotidiana, a veces, aparecen muchos morlacos que, si bien, con poco trapío, hay que atender para evitar resultar empitonado.

Parafraseando y tornando positiva la expresión del Séneca, “el marinero que conoce el rumbo sabe aprovecharse de todos los vientos”. Desde mi última señal de vida los vientos han sido muchos y de rumbo diferente; ha sido necesario aplicarse en el timón y al final se ha llegado a puerto.

Ayer leía sobre la sonda Cassini y cómo ha ido realizando sus aproximaciones a Saturno. Es realmente interesante el sistema de “asistencia gravitacional”.

No quiero menospreciar aquí el ingenio de los diseñadores del programa “Cassini-Huygens” pero cuántas veces en la vida debemos practicar algo similar para poder continuar nuestra trayectoria.
Sí, estamos felizmente condenados a aproximarnos a otros para recibir el impulso necesario para seguir nuestra trayectoria hacia el destino deseado.

Bueno, ¿qué es lo que he hecho a lo largo de estos días?, de todo:
- Acompañar a algunos de mis “niños” a comprar zapatos (aquí en Manila hay auténticos zocos donde comprar imitaciones a precios bajos), mientras tanto yo buscaba piezas para arreglar uno de los ordenadores de casa y después me dedicaba a buscar a mis “niños” perdidos en el zoco.
- Iniciar la ronda de charlas personales con cada uno de ellos.
- Atender a las diversas necesidades surgidas en casa.
- Templar alguna gaita por aquí.
- Apretar alguna tuerca por allá.
- Terminar con el papeleo que me trajo de cabeza las semanas anteriores.

Y en el entorno, ¿qué?:
- Ya tenemos Presidente en el país. A pesar de las denuncias de irregularidades en las elecciones y en el proceso de recuento de votos.
- Las tensiones políticas se han amainado. Las manifestaciones organizadas por el candidato perdedor (a cambio del almuerzo y de 100 pesos (1,5 €) por cada participante) se han ido difuminando poco a poco.
- Los Carmelitas Descalzos se han salido con la suya y han talado un mango centenario antes de que les paralizasen las obras que han comenzado y saltándose cualquier ordenanza medioambiental. (“Con la iglesia hemos topado, amigo Sancho”)
- Hemos asistido al tiroteo del año entre los guardaespaldas del hijo (30 años) de un ex-senador y los del hijo (14 años) de un comerciante. La balacera vespertina se saldó con heridas en las piernas del hijo del senador. Las armas utilizadas fueron pistolas automáticas y rifles de asalto M16. El niño de 14 años estaba protegido por sólo 14 guardaespaldas (¿qué será cuando tenga 30 años?). Los testigos de la refriega han desaparecido como por ensalmo o se han vuelto mudos. Los dueños de los coches afectados no han denunciado el caso a la policía y han preferido que las aseguradoras corran con las reparaciones. … La policía, que tiene unas ganas locas de poner coto a esa manera de divertirse, no tiene esperanzas de que el proceso judicial aclare y resuelva el entuerto.

De momento esto es todo, por hoy. No quiero prometer que seré más fiel a esta especie de diario, aunque lo procuraré.