Sunday, May 30, 2004

Todo lo racional es real y todo lo real es racional” (Hegel)

Manila, 29 de mayo de 2004.

Con harto dolor de mi corazón, y sin demasiados conocimientos de filosofía, me atrevo a discrepar del muy ilustre Hegel. Tamaña osadía tiene fundamento en la mera observación de … ¿la concreta realidad que me toca vivir? Esperemos que lo que vivo sea real, no me gustaría pecar de cartesiano.

En este país estamos sufriendo los últimos estertores de las elecciones habidas el pasado 10 de mayo. Se nos está acabando la tragicomedia electoral. Los tintes trágicos los da la cantidad de sangre derramada. La faceta cómica viene de la mano de quienes denuncian la limpieza de las elecciones en sí.

De lo primero da cuenta el incremento de la tasa de mortalidad que va aparejada al proceso electoral. La macabra cuenta, no es nimiedad, se sitúa por encima de las 100 personas. Para acabar con un rival político hay dos vías: la primera, la derrota electoral que resulta difícil de discernir; la segunda y más expeditiva, es la pistola. Es la pólvora quemada quien dirime y proclama vencedores y … víctimas.

Si el señor Marx, me refiero al del puro con andares agazapados, pasase por esta escena, tendría material abundante para hacer chirigota durante años sin término. Como muestra, un botón.
El partido de uno de los presidenciables contendientes (KNP) acusa al partido de otro de los contendientes (KKKK) de amañar las elecciones con la compra de votos; para ello presenta un testigo “de cargo”.
El testigo en cuestión afirma que: perteneciendo activamente al partido KNP, recibió mil (1.000) pesos de manos de miembros del partido KKKK para que votase al candidato de este último partido. El testigo, harto sagaz, emitió su voto a favor de un tercer contendiente.
Puede resultar chocante, pero la noticia apareció en el “Philippines Daily Inquirer” de Manila, el pasado jueves 20 de mayo.
Permítaseme aclararlo, de nuevo, su voto no fue ni para el candidato de su partido ni para el candidato que le compró el voto, sino para un tercero.
Este fulano es uno de los testigos de cargo.

Que venga Hegel y que me vuelva a explicar lo de la racionalidad y la realidad.
Como diría don Miguel de Unamuno, esto es como aquel sargento de artillería que explicaba que los cañones se construían tomando un agujero y recubriéndolo de hierro.

Friday, May 28, 2004

Vaya a la ventanilla 22. Vuelva usted mañana.

Manila, 28 de mayo de 2004.

Vuelva usted mañana”. Manida e insufrible expresión y al mismo tiempo célebre artículo literario (cf. Mariano José de Larra). Sí, ciertamente la expresión da para mucho.

En estos días me ha tocado lidiar un buen mihura. Solicitar la entrada en Filipinas de cinco (5) compañeros indios, de la India. Las circunstancias me han obligado a transformar la sala de espera de la Oficina de Inmigración, en Intramuros (Manila) en mi propia sala de estar.
Tras muchas idas y venidas … al fin conseguí obtener los documentos que certificaban que mis ínclitos compañeros no tenían antecedentes penales en este país. Sería divertido que los tuvieran sin haber estado aquí nunca.
La broma me costó un dineral, del orden de 100 €.
El cómputo de la espera se puede cifrar en unas 10 horas.
Pero “no hay mal …”. En el ínterin me he podido leer un libro completo, tranquila y pacientemente, disfrutando de un ambiente fresco.
Si no hubiera hecho previsión de lectura, me hubiese salido una úlcera viendo cómo no trabajan los funcionarios del gobierno.
Mal de muchos …

Ayer tuve que llevar los papeles a otro sitio. Junto al palacio de Malacañang.
Allí me tenían que autentificar la firma del documento que autentifica, que la firma plasmada en el documento que autentifica que quien firma la solicitud es él y nada más que él.
Interesante trabalenguas, ¿verdad?
Bueno, pues tras caminar un buen trecho desde la estación de metro más cercana (a decir verdad, el día se merecía el paseo), llegado al lugar y tras esperar media hora, me dicen que … me falta un papel.

Vuelta a empezar. Vaya a la ventanilla 22. Vuelva usted mañana.

La burocracia es un instrumento utilísimo para endulzar la vida de los masoquistas.
¿Sería esta la razón del trágico final de D. Mariano?

Monday, May 24, 2004

Crónica de un día tonto.

Manila, 23 de mayo de 2004.

Son las 18:30 h (+8 GMT), anochece, estoy sólo en casa y empiezo a repasar el día.

Tenía que despertarme a las 5:30 de la mañana; el despertador se paró justo 10 minutos antes de la hora. Me despierto de sopetón, miro el despertador y veo que son las 5:20, miro al reloj y, me dice, son las 6:05. De un salto, entro en la ducha. Ya iba con cinco minutos de retraso.

Con 15 minutos de retraso, llego al lugar donde tenía la cita. Las personas que me esperaban montan en el coche y nos dirigimos hacia el muelle 15 del puerto de Manila. Gracias a Dios, a esa hora no había tráfico aunque diluviaba. Llegamos al puerto con tiempo, aunque no demasiado, de coger el barco que zarparía rumbo Cebú.

Regreso a casa, el camino estaba franco de vehículos y resulta rápido. Me bajo del coche para abrir la verja, echo mano al bolsillo y … ¡las llaves! ¿Dónde están las llaves? ("matarile...").
Normalmente, la falta de llaves no es problema, siempre hay alguien en casa.
Pero hoy, no.

Trato de trepar la verja pero, mis 48 fondones años, me lo hacen imposible.
¿Qué hacer?
Al final encuentro una posible solución.

Me acerco a las casas que están construyendo, enfrente de la mía, y pido un voluntario para saltar la verja y abrirme la puerta. Con el voluntario a mi diestra, nos dirigimos hacia la inexpugnable fortaleza.

El buen hombre se quita las chinelas y, descalzo, comienza la maniobra. Mis tres adorables perritos no salían de su asombro y, como es su costumbre y cometido, comienzan a ladrar como energúmenos. Ante semejante coral, mi salvador comienza a dudar pero, de pronto, haciendo espectacular acrobacia, desde lo alto de la verja (unos 2,5 m de altura), se pone cabeza abajo y alcanzando el cerrojo, logra el tan deseado objetivo. Tras darle mil y una gracias y una lata de sardinas, el buen hombre se vuelve a su lugar.

A las 10 tenía otra cita, para llegar a tiempo tenía que salir de casa a las 9:30. Cuando ya estaba engalanado para la ocasión y a punto de salir, una persona llama a la puerta. Quien requería mi atención demostraba estar en apuros. Tras introducirse y desvelarme su problema, le pido que vuelva a las 11:30 para ver cómo puedo ayudarle.
Llego, justo de tiempo, a la cita de las 10:00 y procuro terminar pronto para llegar a casa antes de la siguiente cita. A las 11:20 estoy de regreso a casa.
A la hora acordada, se presenta la apurada persona y me cuenta su cuita. La verdad es que el buen hombre hacía realidad aquello de “a perro flaco…”. Sólo hay una forma de ayudarle, rascándose el bolsillo. Cómo él, hay muchas personas en este país. Buena gente a quien todos le engañan y que si “pone un circo…
Cuando voy a darle el dinero, me doy cuenta de que no tengo suficiente dinero en casa. Le doy 50 pesos y le digo que vaya a comer y que vuelva más tarde.
Acto seguido, salgo al cajero automático más cercano y saco dinero.
A las 15:30, vuelve el atribulado personaje y le doy el dinero que necesitaba para volver a su casa, en Baguio (400 km al norte de Manila), y, como venía con lo puesto, de paso le doy algo de ropa para que se pueda hacer un apaño.

¿Qué pasaría si resultase que el buen hombre es un inmejorable comediante?

Dios mío, por favor, ¡que sea verdad lo que ese hombre me ha contado! Espero que el donativo no sea el adecuado remate para tan glorioso día.

Thursday, May 20, 2004

Perros, lluvia y pantalones beige.

Manila, 20 de mayo de 2004.

Ni al más avispado de los filósofos griegos se le ocurriría hacer un silogismo con los tres elementos enunciados.

Pero, a decir verdad, existe una relación lógica.

1. Yo tengo tres perros, pura raza “askal” (famosa raza filipina, de abundante progenie y que en otros lugares se conoce como “callejero”). “Paula”, la madre; “Petra”, la hija del primer parto; y “Blacky”, el hijo del segundo parto y hermanastro de “Petra”.

2. Por estos lares, y como corresponde a estas fechas, ha comenzado la temporada de lluvias y cuando aquí llueve, ¡¡¡LLUEVE!!! Cada gota es un mar.

3. Los mosquitos de por aquí, además de ser legión, muerden. Si vistes de color oscuro te machacan y, por ende, si el tiempo está lluvioso te machacan al cuadrado. Una forma sencilla de evitarlos es usar ropa de colores claros.

¿Por qué bendita razón cada vez que llueve y tengo que salir a la calle, vistiendo pantalones de color beige, los perros me vienen corriendo a saludar llenos de cariño y me estampan sus patas en los pantalones (e incluso en la camisa)?

Curiosamente si me pongo los pantalones oscuros, los perros no se acercan pero ¿qué deciros de los mosquitos?

Wanted! ¡Se busca avezado filósofo, experto en el arte del "sorites" para encontrar lógica explicación!

In Memoriam

Manila, 17 de mayo de 2004.

Hoy me desayuno con una noticia de España. Es harto sorpresiva. Para colmo, es mala.

Mi querido Jesús Miguel ha muerto repentinamente.

Siento su pérdida, los recuerdos que tengo de él son entrañables. Su finura humana y espiritual; su buen, e inteligente, humor; su delicadeza, su prudencia, su profunda fe… No deseo hacerle “brutta figura” dejándome valores en el tintero, añádanse “volontieri” los que se precisen.

Nos conocíamos de vista pero durante mi estancia en Roma, conviviendo en la misma comunidad, empecé a conocerle mejor. Su ingenioso humor inglés me hacía disfrutar de su presencia. Sus valores religiosos impelían a profundizar en los míos (de poca talla).

Su tesón y amor por el italiano, me animaron a darme un chapuzón en tan hermosa lengua. Él leía todos los días el “Corriere della Sera” con el diccionario a su diestra. Recuerdo cuando, tras una moratoria de algunos meses, empezó a hablarme en italiano; al principio, me resultó ridículo; ahora se lo agradezco porque puedo balbucear alguna frase.

Era kantiano con el horario, no hacían falta relojes para saber la hora; si él pasaba por delante del despacho hacia la izquierda, eran las 14:25; si lo hacía en dirección opuesta, eran las 18:01.

En nuestros paseos dominicales era gozoso escuchar sus lecciones de historia, de arte. Él las daba sin empaque, con la humildad que caracteriza a la sabiduría. El paseo sólo variaba el día de todos los difuntos, entonces nos dirigíamos hacia el “Cimitero di Campo Verano”, junto a la basílica de S. Sebastián.

Los dos años que duró nuestra diaria relación, resultaron gozosos.

La última vez que le vi, fue el pasado mes de octubre, él ya había regresado a España tras una larguísima estancia en Roma. Desde entonces se dedicó a cuidar de sus hermanas y el día que le visité terminamos paseando con una de ellas, impedida y en silla de ruedas.

Una de sus máximas preferidas era “al atardecer de la vida, nos examinarán del amor”. Creo que con lo que hizo en vida, ha pasado el examen con “Summa cum laude”.

Es ahora cuando aprecio más todo lo que hizo por mí. Fue una real muestra de amor.

Gracias, Dios Padre eterno por tu presencia en él; déjame pedirte que él, ahora, esté en Ti.

In Memoriam. Laus Deo.

Instant growth formula pill!

Manila, 30 de abril de 2004.

En los últimos meses me voy acomplejando, día a día, cada vez más.
Si, cumplir 48 años, se hace cuesta arriba y te entra complejo de “pre-abuelescencia”; cuánto más cada mañana cuando abro el buzón del correo electrónico.
El “gran hermano”, me refiero al de la novela “1984”, se cuela por todas las rendijas. Pero, el bueno de George Orwell no se imaginaba la clase de amalgama que, su “Gran Hermano”, formaría con la “Sociedad de Consumo” y con su más pestifera secuela del “e-comerce” como es la publicidad vía e-mail.
¡¡No sé cómo se ha podido enterar, el muy bribon, que la tengo pequeñita!!
En los últimos meses estoy recibiendo toneladas de “e-mails” anunciándome unas maravillosas píldoras que me aseguran un crecimiento de ¡hasta 3 pulgadas!
¿Para que tenerla más grande si ya, pequeñita, es bastante peleona?

Que nadie se ofenda por el tono, si alguno se sintiera agraviado, probablemente es un vendedor de Instant growth formula pill!